domingo, 28 de octubre de 2012

Elogio del sentido práctico


No habría que subestimar el sentido práctico en nombre de la refinada cultura. Es conocida la historia del presocrático Tales de Mileto que por mirar el cielo nocturno cayó a un pozo. Marcel Proust, el escritor, era incapaz de cambiar las condiciones concretas de su vida. Eso siguió siendo así cuando estuvieron a punto de aplastarlo. Los intelectuales deberían aprender a cambiar cueritos de las canillas, serruchar maderas, cocinar al menos un pastel de papas, usar correctamente los preservativos y los cables. Walter Benjamin tuvo, además de mala suerte, una gran incapacidad para hacer cálculos certeros sobre las mejores opciones para su vida. Nunca fue capaz de moverse entre la gente común o sus enemigos. Ni siquiera cuando las adversidades de la vida exterior lo cercaron como lo haría una manada de lobos. No hay nada de malo en observar el alto cielo...siempre que los pies permanezcan firmes en la tierra.
L.

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