Fahrenehit 451, la clásica novela de Ray Bradbury, debería ser lectura obligatoria para todos. Aquí, allá y en todas partes. Para todos. Y no porque en ese libro se hable de cosas raras, divertidas o edificantes. Nada de eso. Escrita en los años cincuenta del siglo pasado Fahrenheit anticipa el mundo en que vivimos con tanta precisión que asusta. En el planeta imaginado por el autor de Crónicas Marcianas la gente ya no habla entre sí, las personas se anulan como tales, los libros están prohibidos y la melancolía es vista desde el poder flamígero como la mayor desgracia. Brradbury se rebela contra ese clima enrarecido y dominado por un dios llamado celular, descubre la lectura y huye casi como si fuera un revolucionario de los setenta. De haber vivido en la Argentina de aquellos años el bombero protagonista hoy sería un desaparecido más. Fahrenheit 451. La novela de nuestro tiempo. Lectura obligatoria para todos y cada uno.
L.
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