Quizás el mundo sea una mala copia de otro perfecto y paralelo a éste, un mundo divino y perfumado donde las cosas salen bien y nadie se enferma ni llora ni se muere. Quizás la vida actúa como esas células cancerígenas que imitan a las sanas, se les parecen, adoptan sus formas y colores, pero, si se mira bien, están levemente deformadas y su propagación por la sangre resulta fatal o casi. Quizás podamos algún día conocer la versión original de esta mala copia que a veces disfrutamos, a veces soportamos y, en el peor de los casos, padecemos con una mezcla de valentía, pena y estoicismo. Quizás no. Quizás solamente accedamos a imaginar o entrever por momentos esa versión fantástica. Acaso exista una pequeña puerta abierta al verdadero mundo que nos está vedado. Y quizás esa puerta lleve el nombre de música, danza, amor, poema, instante, felicidad.
L.
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