martes, 8 de julio de 2014

Destapar la felicidad


Uno de los eslóganes más logrados y complejos de Coca-Cola es reciente y propone destapar la felicidad. Aunque bien mirada y pensada la idea resulta tan atractiva como absurda. Las conclusiones que se desprenden son tantas que este modesto espacio resultará insuficiente. La primera idea es que la felicidad es algo de lo cual no disponemos naturalmente y que vivirla o sentirla nada tiene que ver con lo que somos por dentro, es decir, la felicidad estaría situada en un lugar, para el caso una botella, y sólo asomará como un río de espuma y esperma en el acto mismo de destapar el preciado recipiente. En caso contrario, si no quitamos la tapa, viviremos tristes por el resto de nuestras vidas. ¿Por qué? Porque nuestra plenitud o exaltación lírica dependerá sí o sí de la gaseosa encerrada en un envase. La tarea no parece difícil. A cambio de unos billetes compramos una botella, la destapamos, bebemos y pasamos a una nueva dimensión que podemos llamar, a falta de otro término, felicidad. El mayor problema se presenta al final. Tarde o temprano el contenido se acaba. Nos queda apenas un envase plástico y vacío, una tapita, nada. Sobreviene entonces la angustia. Nuevamente la angustia. Y no quedará otra opción que volver a comprar más y más botellas. ¿Pero cuántas harían falta para ser felices hoy, mañana y siempre? Para qué responder. Será mejor buscar por otro lado.
L.  

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