Donde realmente se definen las cosas es en el tercer tiempo, en lo que sigue, en lo que nadie mira. En el tercer tiempo los jugadores ya no juegan, no avanzan ni retroceden, simplemente viven. En el tercer tiempo no hay jueces de línea y tampoco líneas. Sólo curvas, sólo vida por afuera del viento y el espacio. En el tercer tiempo no hay resultados visibles. No hay vencedores ni vencidos. No hay reglas ni reyes. Ahí sueñan y caen los ídolos. Ahí. En el tercer tiempo.
L.
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