El Principito aprovechó para su evasión una migración de pájaros salvajes. Eso le permitió abandonar por un tiempo su lugar de residencia, un asteroide, y conocer gente nueva, simpática e interesante. Hay que admitir que la huida no fue un invento suyo. Es más. Hoy es un fenómeno generalizado en todo el planeta. Ya ni siquiera hacen falta pájaros salvajes para irse de aquí. Hay aviones, barcos, amantes, pantallas, fútbol, sexo, juegos diversos, fantasías y hasta blogs como éste. Hannah Arendt aporta al tema su análisis del comportamiento de los pueblos en distintos momentos de la historia. Dice que las masas están obsesionadas por un deseo casi visceral de escapar de la realidad. Debido a su desarraigo esencial no pueden soportar la acumulación de tantas situaciones accidentales e incomprensibles. Para millones de personas la evasión es una forma de rebelarse contra un mundo en el que se ven forzadas a vivir y que por momentos les resulta intolerable. Las consecuencias de la evasión no siempre son divinas, al contrario, muchas veces son desastrosas. Como es sabido el principio del placer tiene un límite llamado principio de realidad. En tal o cual situación, sin embargo, la evasión se vuelve necesaria. Y en ese afán lo ideal sigue siendo aprovechar la migración de una bandada de pájaros salvajes.
L.
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