Literatura y amor duermen en la misma cama. Los dos tratan de entenderse con palabras siempre insuficientes y pobres. La vida es más rica y el diálogo se frustra en el mejor momento. Literatura y amor son indefinibles. Deben inventarse mutuamente y generar un idioma propio. Las parejas, al igual que los autores inspirados, alumbran una lengua secreta. Poco a poco surgen voces íntimas y prohibidas para los demás a la manera de código y complicidad. Literatura y amor se abren a veces como libros únicos, raros e indispensables. Y en ocasiones se cierran también por tedio o por cansancio. En amor y literatura no hay nada escrito. Gestos, frases, caricias y besos deben ser recreados de manera constante. Para los dos el riesgo es repetirse. Para los dos no hay victoria sin entrega.
L.
No hay comentarios:
Publicar un comentario