sábado, 5 de julio de 2014

Momentos

Cada momento es único, veloz y efímero y será, con seguridad, olvidado. Por mejor que haya sido lo ocurrido no quedarán huellas del instante que fue todos los instantes. De poco sirve escribirlo en un papel para luego pasarlo a la computadora o compartirlo con amigos o en pareja. Puede ser un gol, un sol, un beso robado y hasta una revolución espiritual. Las fotos no ayudarán. Los intentos que se hagan para retener lo que ha caído caerán también. ¿Por qué tanto miedo a lo efímero? ¿Es mejor durar que arder? Claro que no. Es mejor arder aunque después no queden ni siquiera cenizas. ¿Fue hermoso mientras duró? Lo fue. ¿Y entonces? ¿Para qué más?
L.

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