Las ventajas de escribir en un blog como éste consisten justamente en la falta absoluta de ventajas. Pocos lectores, imposibilidad casi total de hacer amigos o armar parejas, textos demasiado cortos para que la gente no se aburra, falta de noticias periodísticas, irrealidad, fantasías inútiles, angustias sin nombre. Pero uno puede hablar libremente acá de la brisa o la lluvia sin que eso genere conflictos. La brisa, la lluvia, el mar lejano y amado, los trenes perdidos, los amores soñados en secreto, ninguna realidad literaria o espiritual, un dejarse estar propio de la gente ociosa e inútil. Esto último muy especialmente. Usar el blog sin alentar metas o respuestas. Desaprovechar el tiempo, sumar palabras sin sentido como está ocurriendo ahora, en este posteo, palabras como quien respira o deja de respirar, viajar sin viajar, jugar a la rayuela sobre la superficie tensa de un río, mantener la calma, equivocarse en las cuentas, perder. Esas serían las ventajas sin ventaja de escribir en un blog como éste. ¿Suspender el viaje? Habría que pensarlo en calma.
L.
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