Dice el olvido que el hecho olvidado carece de importancia. A continuación, por eso mismo, le sigue el turno a una larga fila de actos que igualmente serán olvidados. Todo queda entonces reducido a un puro presente desprovisto de significado y proyección. Es una especie de nada que rota como un trompo sin eje hasta cansarse y desaparecer. Dice el olvido que a veces se olvida de olvidar y se deprime. Va a terapia, recuerda, se destruye, y, para celebrarlo, organiza una fiesta de disfraces en Palermo Soho.
L.
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