miércoles, 13 de abril de 2011

Agua sexual I


Rodando a goterones solos, a gotas como dientes, a espesos goterones de mermelada y sangre, rodando a goterones cae el agua, como una espada en gotas, como un desgarrador río de vidrio. Cae mordiendo, golpeando el eje de la simetría, pegando en las costuras del alma, rompiendo cosas abandonadas, empapando lo oscuro. Solamente es un soplo más húmedo que el llanto, un líquido, un sudor, un aceite sin nombre, un movimiento agudo, haciéndose, espesándose, cae el agua, a goterones lentos, solos hacia su mar, hacia su seco océano, hacia su ola sin agua. Veo el verano extenso y un estertor saliendo de un granero, bodegas, cigarras, poblaciones, estímulos, habitaciones, niñas durmiendo con las manos en el pecho. Y aunque cierre los ojos y me cubra el corazón enteramente, veo caer un agua sorda a goterones sordos. Y veo pelos de hombre, veo camas, veo corredores donde grita una virgen, veo frazadas y órganos y hoteles. Es como un huracán de gelatina, como una catarata de espermas y medusas. Veo correr un arco iris turbio
y veo pasar sus aguas a través de sus huesos.

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