El recuerdo dice que lo recordado ocurrió una vez y no volverá a ocurrir. No volverá a ocurrir nunca más. Eso es lo que dice toda evocación de un acontecimiento. Ocurrió algo un día que no volverá a repetirse. Eso puede doler, claro, pero así son las cosas. Y lo que llamamos presente no es más que una inconsciente fabricación de momentos igualmente irrepetibles. Nada puede hacerse para quebrar el mecanismo. O sí. Mitificar los recuerdos, poetizarlos, pintarlos, danzarlos, transformarlos, colocarlos afuera del tiempo cronológico para llevarlos de regreso al instante que es todos los instantes. Pero hacer algo así es privilegio de unos pocos elegidos.
L.
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