martes, 28 de agosto de 2012
España desde lejos
Es poco lo que puedo decir de España que no se nutra de recuerdos vagos, de ciertas lecturas, de mínimas experiencias personales. Tuve una novia hace años, conocida en el ambiente como la yayi, que era bailarina de flamenco. El golpe fuerte de los tacones contra el piso de madera llegó a conmoverme. La relación duró poco y dejó menos aún así que el dato es irrelevante. Mis padres leían en voz alta poemas de García Lorca (Gacela de la huida) y sigo leyendo a Lorca hasta hoy y me duele su cobarde asesinato. Me gustan las canciones de Aute, no todas, me gusta una película alemana (¿Soy linda?) que transcurre en distintas zonas de la península, recuerdo Furtivos como uno de los films de la época del franquismo que más me impactaron. Me gusta Serrat cantando en catalán. Hace uno o dos años pasé por Madrid camino a Lisboa. Tuve unas horas muertas y viajé en subte hasta Barajas, el pueblo más próximo al aeropuerto del mismo nombre. Sentí mucha paz en ese lugar, la gente fue amable, sentí que de veras estaba en otro mundo. Ahora leo los diarios donde se informa acerca de los "recortes" de un tal Rajoy, un pobre lacayo de la Unión Europea, que están dejando al pueblo español en una situación grave de indefensión. Dicen que algunos jóvenes españoles están viajando rumbo a Buenos Aires. No sé si es verdad. Me gustaría conocer Barcelona, ir a playas nudistas, caminar por Granada (Gacela de la huida) y por los pueblos blancos que parecen colgar de las montañas. Es tan poco lo que puedo decir de España que me da pudor. Pienso en Unamuno, en Miguel Hernández y Antonio Machado, en tantos escritores y artistas y combatientes de juventud (Jorge Semprún). Y pienso en el millón de muertos que produjo la Guerra Civil. En esa guerra hubiese sido republicano y hubiera dado la vida por la causa, claro que sí, aunque no sirviera para nada.
L.
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