martes, 21 de agosto de 2012

Los venenos

Cuando se habla de la inminente destrucción colectiva del planeta que habitamos resulta inevitable mencionar a los salmones de Alaska. Al final de su vida los salmones salvajes regresan a desovar a cientos de lagos del país. Depositan ahí los huevos, mueren y sus cuerpos van a parar al fondo de los ríos y lagos, ahí donde su instinto los llevó de vuelta. Esos lagos y ríos están contaminados gravemente con algo llamado policlorobefenilos (PCB), un agente químico proveniente de la industria y luego absorbido por el cadáver de los peces que lo consumieron en los últimos años. El hombre viene utilizando el denominado PCB generando todo tipo de desgracias. Los salmones de Alaska actúan así como bombas biológicas. Acumulan materia tóxica y la trasladan a su descendencia, a los consumidores, y, finalmente, a la humanidad entera. En Alemania ya se observó que la leche materna contiene, por los motivos apuntados, hasta 350 tipos diferentes de contaminantes. Pero esos venenos no están solamente en la leche materna. Todos los análisis de suero sanguíneo efectuados en los países desarrollados desmuestran también que los adultos están infectados, en pequeñas dosis, por una amplia gama de productos químicos transportados por los peces mencionados. Los venenos, en conclusión, están adentro nuestro. Todos somos, en mayor o menor medida, divinos y terribles salmones de Alaska.
L.

No hay comentarios:

Publicar un comentario