sábado, 18 de agosto de 2012

Un mundo sin abejas

La oficina oficial alemana para la protección de la naturaleza acaba de anunciar la inminente desaparición de las abejas. Lo mismo fue comunicado recientemente por entidades similares de Japón, China, Estados Unidos y Egipto. Conviene recordar que las abejas son esenciales no sólo para producir miel sino para polinizar las flores. Las abejas, además, son ejemplo de un mundo donde todos trabajan para todos. Incluso los zánganos, con fama de vagos, se ocupan de fecundar a las abejas reinas, en un acto heroico después del cual mueren con el abdomen partido en dos. Cabe aclarar que polinizar es un proceso de transferencia del polen desde los estambres hasta el estigma donde germinan y son fecundados los óvulos de la flor haciendo posible la produccción de semillas y frutos. Son varias las causas de la desaparición de las abejas y todas tienen que ver con la irresponsabilidad humana. Métodos agresivos de tecnificación agrícola, corte y recorte indiscriminado de jardines, el auge de la soja cuya propagación no permite la existencia de la mayoría de clases de abejas (560 en total). Alguien podría decir, ¿y para qué necesitamos abejas? Muy pronto, si seguimos así, la pregunta incluirá a la humanidad toda y al mundo en general.
L.

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