domingo, 5 de agosto de 2012

Los jóvenes viejos

Hay ideas confusas y demasiado instaladas sobre la vejez. Decía Rilke que cada uno lleva su ancianidad y muerte "como el fruto a su carozo". Metáforas al margen existen algunos datos reveladores sobre la cuestión. El 12 de enero de 1968 murió en el hospital de Chatman, Canadá, una niña de diez años que tenía toda la apariencia exterior de una mujer de noventa. Fenómenos tan extraños ocurren debido a una enfermedad llamada profería. Cuando hay enfermedad, duelo, estrés, fracaso grave, los años pasan más rápido que lo normal. Se menciona el caso de una mujer de 63 años, muy bien conservada, que soportaba con entereza violentos dolores por los cuales la estaban tratando. Un médico le dijo irreflexivamente que no se curaría nunca. La mujer envejeció de golpe veinte años y sus dolores aumentaron. Los conflictos familiares pueden volver aparentemente estúpido a un niño que hasta entonces era precoz. Si la vida espiritual se degrada gravemente las facultades intelectuales, y también el cuerpo, se perturban. Simone de Beauvoir dice que el conjunto de las capacidades físicas del individuo alcanza su punto más alto de expansión hacia los veinte o treinta años. Después de esa edad, que parece tan acotada, se inicia una lenta involución de los órganos. ¿Puede hablarse de envejecimiento y virtual decadencia a partir de una etapa tan divina, vigorosa y juvenil? 
L.

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