lunes, 6 de agosto de 2012

Generaciones olvidadas

Niños y viejos no son entendidos por la gente. Los chicos son distintos, tienen su mundo propio, sufren a su modo, les gusta ser mirados cuando juegan y apenas se limitan a poner la cara exigida por los adultos al ser fotografiados. Con los viejos pasa algo parecido. Son distintos, tienen su mundo propio, sufren a su modo, no les gusta ser mirados en su cáscara horrible y maloliente, callan. Hasta cierto punto la condición de anciano es simétrica a la del niño con quien el adulto, como se ha dicho, tampoco establece reciprocidad. No es casual que se habla en las familias de un niño "extraordinario para su edad" y también de un viejo "extraordinario para su edad". Lo que sorprende es que no siendo todavía o no siendo ya hombres, ambos grupos tengan conductas, sí, humanas.
L.

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