jueves, 9 de agosto de 2012

Sexo y voluntad


Los hombres suelen/solemos confundir orgasmo y eyaculación. Sin embargo saben/sabemos que aún habiendo existido erección y eso que algunos llaman descarga fisiológica, no siempre hay goce como no sea el de suponer que se ha dado placer a la compañera ocasional. Algunos hombres gozan demasiado temprano y lo lamentan. También sus parejas. La "descarga" se produce cuando no debería producirse y eso provoca un comprensible fastidio. Esto último demuestra que lo maravilloso que ocurre fuera de tiempo deja de ser maravilloso. Igualmente dudoso es el orgasmo femenino. A diferencia de lo que se cree ese milagro no suele relacionarse con la penetración. Como si fuera el gladiador que durante la vida entera se prepara para un combate que acaso nunca se produzca, la mujer arma su fortaleza sobre un tesoro que ignora y que, encima, no es voluntario. Ya hemos dicho en este blog que la femineidad es, en última instancia, impenetrable e inalcanzable. Aún cuando provoca placer la penetración pasa siempre a segundo plano. Más placentero es el abrazo posterior o las ceremonias previas. Hacer el amor o no, en conclusión, no depende de la voluntad de los protagonistas. ¿De qué depende entonces? No hay respuesta convincente para la pregunta.
L.

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