viernes, 24 de enero de 2014

Ceder

Agua rodeada de tierra. Juncos. Ramas quebradizas. El viento solar es hijo de la luna. Hay voces que ensucian el aire. El aire es asombrosamente dulce. La brisa escribe agua en el agua. Las garzas erizan la piel y los juncos se curvan hasta desaparecer. Ahora soy vigía de naufragios. No hay barcos. Apenas un ahogado bajo tierra. La tierra es asombrosamente amarga. El cielo es un pozo. Quisiera hundirme bien adentro de sus piernas. El humo de su boca no quiebra el sosiego de las cañas. Los fantasmas no hablan. La isla. Burbuja de silencio en el desierto de los ruidos. Un sueño parecido a un pájaro sin nombre. La noche copula con la selva y cede. Las cañas también se doblan. También mueren. La noche es una reina con estrellas en el pelo. La isla. El fin del mundo no la incluye. Y ninguna parte de su cuerpo se cansa de existir. La tierra y el agua me rodean. 
Y la isla es un dios que vela por nosotros.
L.

No hay comentarios:

Publicar un comentario