domingo, 19 de enero de 2014

Y ahora soy colombiano

Aclaro que mi decisión de hacerme colombiano es más o menos reciente. Todo empezó cuando conocí la playa de Tayrona y el parque del mismo nombre. Si no fuera por los tiburones que abundan en la zona viviría haciendo la plancha en ese océano arrugado. Pero esa no puede ser la razón principal. Estuve también en Cartagena de Indias, un sueño realizado que deja de ser tal cuando uno se entera de ciertas cosas que pasan un poco más allá del casco histórico y turístico. Colombia es el país del vallenato, del tintillo y el ajiaco. Pero también es el país de las masacres, de los paracos, de la sucia destitución de Gustavo Petro -alcalde de Bogotá-, de un conflicto armado que por momentos parece eterno. Colombia es un país donde sin tetas no hay paraíso. Y los que vieron esa telenovela, o leyeron el libro, saben que no estoy hablando de mujeres. Me cuesta entender por qué hice el trámite para volverme colombiano. Pero la decisión es irrenunciable. Mi plan es vivir en Villa de Leyva y participar en el famoso concurso de cometas que se hace ahí aprovechando los fuertes vientos de agosto. No se entiende que me haga ciudadano de un país con millones de desplazados, asesinados, con miles de hombres, mujeres, niños y ancianos partidos en pedacitos. Que nadie me tilde de anticolombiano por decir esto. Al contrario. Amo a Colombia y porque la amo digo lo que digo. Pero lo dicho no define totalmente a ese país. Adoro sus montañas verdes, su gente luchadora, su otoño eterno en la capital, los tambores imbatibles de Totó. Pero si por algo quiero hacerme colombiano es por cierta mujer que conocí en la feria de Usaquén. Ella estaba pintando unos telares siguiendo la técnica que aprendió de las mujeres Wayuu, cuando me acerqué a preguntarle por qué se la veía tan triste y si no quería que fuéramos a caminar juntos por La Candelaria. No voy a contar qué pasó después porque se trata de un secreto entre los dos. Apenas puedo decir que de esa caminata nació mi decisión definitiva de adoptar para hoy y para siempre la nacionalidad colombiana.
L.

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