Las historias de amor suelen ser más emocionantes en el cine o en los libros que en la vida. Hemos visto hermosas escenas de enamorados que corren desnudos por la playa o despiertan juntos luego de una noche inolvidable. Hemos leído maravillosos conflictos de amores imposibles y heroicos que luchan inútilmente por volverse posibles. El caso de Romeo y Julieta sería un ejemplo de esto último. Hemos asistido a obras de teatro donde los besos y los abrazos son incomparablemente más intensos que los vividos en situaciones cotidianas. ¿Sería eso una demostración de que el amor real carece de encanto? ¿Es mejor soñar que vivir? Habría que pensarlo. Pero hay algo en los amores reales que los vuelve imbatibles. Hay algo en la cercanía de los cuerpos que la más perfecta lejanía no resuelve. ¿Acaso es necesario explicar de qué se trata ese algo?
L.
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