Paula vuelve de un largo viaje. No importa a dónde. Pero vuelve en unas horas. ¿Será la misma la que regresa o será distinta? ¿Tendrá el mismo olor entre las piernas y en el pelo? ¿Habrá cambiado de ideología? ¿Se habrá volcado ahora a favor del capitalismo y el consumo? ¿O, por el contrario, va a proponerme que organicemos una guerrilla en los bosques de Palermo para terminar con la injusticia social? No puedo saberlo. ¿Dormiremos juntos en la noche o ella preferirá salir a tomar cerveza con sus amigas de siempre? Paula es cambiante. De pronto permanece callada durante horas y de pronto hace pogo como loca inspirada por un tema de los Redondos. Hasta en la cama es imprevisible. Todos los regresos son conflictivos. Uno nunca sabe con quién se va a encontrar. Uno quisiera que todo siga igual, que no haya nuevas palabras y gestos desconocidos. Pero la vida fluye, dicen que dijo Heráclito. Y Paula es la vida.
L.
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