martes, 21 de enero de 2014

Todo bajo control

No entiendo la obsesión de tanta gente por controlar todos y cada uno de los movimientos, sentimientos y emociones de su vida. Es como algunos escritores y cineastas que se preocupan demasiado por el final de sus cuentos y novelas. Quieren todo cerradito y envuelto como para regalo. ¿Por qué? Algo pasará de cualquier modo. Y lo más seguro es que nada pueda hacerse para evitarlo. Por ejemplo la muerte. Por ejemplo el amor. Por ejemplo la vida. Las tres heridas de siempre hacen con nosotros lo que quieren y cuando quieren. ¿Pero acaso es posible adivinar, no digo el futuro, sino lo que pasará mañana a la mañana? ¿Alguien mínimamente razonable puede anticipar qué le ocurrirá en apenas dos horas? ¿Por qué tanto miedo a lo azaroso de la existencia? ¿No sería mejor entregarse a la experiencia sin cálculos tan mezquinos como inútiles? ¿Es de verdad muy malo saber que nada sabemos y que todo, lo que se dice todo, puede suceder ahora, en un rato o en cualquier momento? 
L.

No hay comentarios:

Publicar un comentario