jueves, 17 de julio de 2014

Realismo


La enfermedad de la época es el mal llamado realismo. Por esto último se entiende fotografiar "lo real" de manera incesante con celulares, cámaras digitales o lo que sea. Se entiende también escribir las cosas "como son" sin la menor licencia poética, sin encanto, sin imaginación alguna. La idea sería copiar todo lo que está, ejercer una especie de pornografía de lo obvio y no salirse jamás de ese marco de rutina seca y aplastante. Eso sería el mal llamado realismo y con la expresión quiere decirse que demasiada realidad no es real, que el mundo circundante y la gente que lo puebla conforman una situación compleja, rara, difícil de abordar o entender. Seamos honestos. Nadie sabe de qué está hecha la vida. Los que son conscientes de esa dificultad evidente estudian con esfuerzo, se aproximan a las cosas con cautela, intentan entender un poco de la existencia y tratan sobre todo de pensar, ejercicio fuera de moda. Dicho de otra forma. Los que se dicen realistas son los verdaderos delirantes. Y los acusados de ser delirantes son, quizás, los únicos realistas de verdad que aún sobreviven en el mundo.
L. 

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