El éxito de los libros de autoayuda, de los guías espirituales y de la catarata de tonterías que se leen en las redes sociales y en los diarios, también en los blogs, se debe a la simpleza de las ideas simples. Tú puedes, si te lo propones lo lograrás, hay que ponerle onda, que no decaiga, cosas así. Son frases de bajo nivel pero de altísimo impacto. Dios te ama, el amor es más fuerte, la felicidad está en tí. Hay otras ideas o caminos diez mil veces menos atractivos que incluso fracasan debido a su complejidad y a que no se basan en eslóganes sencillos. No podemos fundar la existencia en frases bonitas. La vida es difícil, es rara, es compleja, es siempre excepcional y contradictoria. Pensar cada situación en particular, no encontrar rápidamente la causa, dudar de lo primero que se nos ocurra, en fin, no son actitudes habituales. Pero son las únicas, quizás, que podrían, si no salvarnos, al menos ayudarnos a empezar a caminar. Y el movimiento, ya se sabe, engendra movimiento.
L.
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