miércoles, 1 de agosto de 2012
Comodidad
Son cómodas las prisiones. Mucho más si son fabricadas por nosotros mismos. No hay nada especial para pensar o no pensar. Apenas dormir un poco en el camastro de la pared. Ir al baño, salir del baño, fumar en el patio, hacer dibujos obscenos en la pared y alguna broma de vez en cuando al guardián de turno. No hay que organizar nada en prisión. No hay que pagar cuentas, no es necesario ocuparse de amores, viajes o cosas parecidas. Hay que soportar apenas una rutina que con el tiempo se vuelve amigable. Son muy cómodas las prisiones. Y mucho más si son fabricadas por nosotros mismos.
L.
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