jueves, 27 de agosto de 2009

El pecado


Cuando me gusta una chica que no es la mía como chocolates. Mi novia lo sabe. Cuando me ve al borde del pecado esconde las barras traídas de Bariloche, los alfajores triples, las tabletas duras y oscuras, los cabshas derramados. Pero es inútil y ella lo presiente. Los chocolates me alejan de la carne. Si faltan idealizo con lujuria a otras mujeres. Las veo encantadoras, atrevidas, escotadas, lindas, divertidas. En estado de carencia las deseo a todas. Cuando mi mujer entendió la grave situacion compró para mí una bolsa llena de chocolates. Casi me la tira por la cabeza. Ahora estoy en terapia intensiva y muy cerca del final, pero libre de tentaciones. Y todo gracias a esa rara mezcla de cacao, delicia y perdición.

L.

2 comentarios:

  1. A mí ni el chocolate me salva...
    Rafael

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  2. que el amor cure al amor, y que el pecado cure el deseo! a mi no me bastarían los chocolates, pero me ha divertido leer esto.

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