Llegó el pequeño verano. Ya son las últimas horas de la tarde y está a punto de caer un aguacero de agua tibia. Los obreros reciben la señal y abren la fortaleza. Un ejército de termitas se posa alrededor del agujero dispuesto al combate. Los soldados son ciegos. Sólo los reyes pueden ver y copular. Es el momento del vuelo nupcial. Cientos de miles de insectos provistos de alas salen disparados al aire como una explosión para encontrarse y amarse por única vez.
A.
No hay comentarios:
Publicar un comentario