Es un árbol solitario. Alza las ramas al cielo contra el viento que lo empuja. Resiste. Quiere desafiar la ley del mundo. Es un árbol solo, solitario y solo. Sabe que una raíz profunda -aunque esté hundida en el agua- da más vida a la vida.
L.
La foto fue tomada en la isla Martín García a poco de desatarse una violenta sudestada que derribó a todos los árboles... menos uno.
Como hoy, como siempre, como nunca,con el agua hasta el cuello, pero finalmente de pie. Un simple texto que me hizo pensar en las cosas desafortundas e inoportunas que suceden en la vida, pero que ayudan a plantarnos más en la tierra. Gracias
ResponderEliminarUna sudestada no es algo desafortunado o inoportuno. Al contrario. Es un desafío más entre tantos. Un árbol se defiende. Cada uno de nosotros lucha por algo. Y eso es bueno. Hay que aprender (dice el poeta) ni a irse ni a quedarse. A resistir.
ResponderEliminarL.
Si, es un desafío, pero al ver la imagen se vinieron a mi mente altibajos de la vida, no sé por qué, por eso puse lo de desafortunado e inoportuno.
ResponderEliminarBusquemos cómo resistir entonces...
Resistir ese impulso inexplicable que me lleva a dañarme cada vez que no comprendo algo, resister al desamor, a la violencia, al silencio, a las noches sin sueño, a las mañanas sin aire. Resistir con la secreta esperanza de que algo puede cambiar.
ResponderEliminare.