Conocer el cuerpo de una mujer es una tarea lenta y encomiable como aprender una lengua muerta. Cada noche se añade una nueva comarca al placer y un nuevo signo a nuestro ya cuantioso vocabulario. Pero siempre quedan misterios por develar. El cuerpo de una mujer -todo cuerpo en realidad- es por definición infinito. ¿Qué decir de la mano, del hombro, del seno, del muslo, de las nalgas? Apollinaire habla de las Siete Puertas del cuerpo de una mujer. Apreciación arbitraria. El cuerpo de una mujer no tiene puertas. Como el mar.
Julio Ramón Ribeyro
maravillosos....eso es mi cuerpo. Nadie lo describió nunca así...
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