La batería del vecino destruye el mundo. Las alarmas de autos y ambulancias suenan durante horas. El ringtone de los celulares interrumpe la ya débil conexión que había entre la gente. El ruido y la furia hacen difícil dialogar, pensar, escribir, leer, ir al cine. Ya ni coger se puede. ¿Queda algún refugio? Quizás. Pero no es fácil encontrarlo y menos aún nombrarlo. Con su silencio elocuente la foto de arriba muestra el camino.
L.
y Andrea ?
ResponderEliminarno escribe más?
Andrea sí escribe. Pero se toma su tiempo. No es compulsiva como yo. Conviene esperar. La tortuga -dice la fábula clásica- le gana a la liebre. Es cuestión de tiempoo.
ResponderEliminarL.