Andar bajo el cielo me hace bien. El viento en la cara. La cara en el viento. La noche sin noche. Las estrellas. El cielo agujerado sin piedad. Entre los árboles hay brisa. Llego por fin a la orilla de todas las cosas. Se alzan y caen olitas moribundas. Se estiran las horas como lenguas. Como besos. Atrás la casa y la arboleda. Miro el río fijamente. El río ya es mar. Camalotes. Flores. Botellas. Cartas. Debo confiar en la espera. Miro atentamente las aguas que no desembocan. Algo se mueve. Nunca se sabe qué trae la marea.
L.
Hay que confiar en la espera pero también en el tiempo de nuestros relojes.
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