La foto fue tomada en un pabellón de la ex Escuela de Mecánica de la Armada . Los mudos retratos cuelgan del techo y, si hay viento, oscilan levemente. En la Esma fueron torturados, asesinados y olvidados alrededor de cuatro mil hombres y mujeres. Había lugar para cien por vez. Si la cifra era superada los que sobraban eran trasladados hasta el medio del río. Los cuerpos, aún vivos y drogados, eran arrojados desde aviones que luego regresaban a buscar más. Los traslados se producían los miércoles bajo las órdenes del Tigre Acosta, héroe mayor del exterminio. A veces un día no alcanzaba y hacían falta dos traslados por semana. Lo pasado pisado. Los diarios y la tele ya no hablan de esos rostros molestos e inquisitivos. Ahora debemos mirar fijamente hacia adelante. Pero adelante están ellos. Y atrás nosotros sin saber qué decirles.
L.
L.
Perdón y Gracias.
ResponderEliminarPueden ser dos palabras posibles, aunque nunca suficientes.
Me conmueven mucho esos jóvenes, despiertos, sanos y solidarios que fueron tan brutalmente asesinados, torturados, violados y esas mujeres adolescentes, embarazadas, soñadoras.
ResponderEliminarPienso que si los hubieran dejado vivir nuestro presente sería tan distinto. Fueron un ejemplo de rebeldía, buscaban construir y los mataron. No puedo creer como todavía, algunos de los responsables de semejante genocidio siguen libres y me duele cuándo escucho decir que fue una guerra y que alguien se lo crea.
Ni olvido, ni perdón! Juicio y castigo a todos los culpables y restitución de los niños robados por la dictadura militar a sus familias de origen.
Viven en mi, cada uno de ustedes!
E
Me acuerdo de haber tenido de pequeña terribles pesadillas con nombres y apellidos de gente desaparecida. Hasta un día me desperté diciendo un nombre y dos apellidos que luego estaban en el anexo de "Nunca Más". No viví esa época, tengo 22 años, pero creo que desde que supe de estos episodios que detestablemente son parte de nuestra historia, me surgió el almita investigadora y me pasé días y días investigando "infantilmente" la dictadura, los represores, las torturas, los perfiles, los métodos, etc. Ese día, en ese momento, surgió mi necesidad de ir más allá, de la inquieta curiosidad, de investigación...y nació un poco el alma sociológica y periodística que me invade.
ResponderEliminarAlgo tiene que hacerse con esto, algo, lo que sea que ayude, que colabore, que aporte un mínimo umbral a tanta muerte.
Me parece Marian que perdón y gracías no son las palabras más indicadas para ellos.
ResponderEliminarCreo que lo más indicado es decirles Luis: Ni olvido, ni perdón. Juicio y castigo como dijo "E" más arriba. Que no tener nada que decirles hoy como integrantes de esta sociedad es avalar de alguna forma ese genocidio, es no tener memoria.
Hacer un posteo con una descripción de lo que pasaba y la posición que toman o tomaron los multimedios no es pronunciarse en contra. Me parece que habla de una posición muy poco compremetida, y hasta genera dudas sobre si realmente estás contra ese "exterminio" como lo llamaste.
No vendo naranjas a los paraguayos, estimado anónimo. Pensá. Los que se llenan la boca de consignas y banderas altisonantes suelen ser los más complacientes. Mejor los que callan, denuncian la masacre dictatorial (el caso Julio López demuestra que el crimen continúa) y actúan sin descanso y sin jactancia. Esos, no los bocones, son los imprescindibles.Luis.
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