miércoles, 9 de septiembre de 2009

La pareja I


Al principio todo es ilusión. Ella prepara el desayuno. Antes se habían duchado juntos. Y aún antes habían tenido sexo de distintas formas. Pasan los días, las semanas, los meses. Mejor me baño sola, dice ella. ¿Hacés vos el desayuno? Las flores del inicio empiezan a ralear. ¿Quién lava los platos? Besos menos profundos. Diálogos banales. ¿Te fue bien en el trabajo? Cuando van por la calle dicen los vecinos: ahí va la pareja. Ellos se miran en silencio. El faro se apaga y la barca del amor se estrella contra la vida cotidiana.
L.

11 comentarios:

  1. ufff ¿dilema sin solución?. estoy entrando mas seguido al blog! profe amigo!. beso pétalo

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  2. Sin este dilema supongo que no existirían las parejas nuevas, tiene que morir aquí para renacer allá...quizá en busca de perfección o simplemente un juego de niños por lo repetitivo pero con distinto juguete... quien sabe?

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  3. Pero...Si nos pasamos la vida cambiando de juguete no aprenderemos nunca a jugar bien con ninguno...
    L.

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  4. Muy Bueno. Usted una vez nos dijo: "el amor dura dos años..." No quise, pero empiezo a creer que puede ser cierto. Eso del amor es algo tan amplio como para que lo acapare una sola persona, que me suena un poco egoísta.
    Gran abrazo.
    Adrián R., TEA 2008, gastandolasuela.bloblabla
    Saludos

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  5. Lo de "dos años" surge de un comentario lateral de Freud. ÉL pensaba que, dado que el amor se funda en la sorpresa, la rutina gana la partida. Hay, creo, una alternativa: reinventar la sorpresa a cada instante. Vivir cada cosa como por primera vez. Construir el vínculo con paciencia. Sé que suena utópico. Pero quién sabe, no?
    L.
    Un abrazo para vos, Adrián.

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  6. Es muy lindo, Luis, pero demasiado pesimista para mi gusto. La vida es bastante mierda, ya lo sé, pero el amor no. Sólo que cuesta trabajo.Cuando el faro se apaga, el amor puede continuar ciego, algo así como intuitivo. Yo creo que sólo quien no ve, lo puede entender. Muchas veces los que tienen luz son más débiles. Tal vez, con treinta años, siga siendo un poco idealista, pero con mi poca experiencia y toda la tuya, sabemos que todo no es tan lineal. Pienso que a veces uno está tan convencido de algo, que hace lo posible (consciente o no) para que las realidades se vivan como uno cree que van a terminar. Si modificáramos el lugar a donde nuestro cerebro tiene pensado llegar, escogeríamos otro camino. Perdón, me deliré. Un beso.
    Patricia Tobares.

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  7. Los libros pierden las hojas si las arrancamos, los árboles las pierden -en general- naturalmente
    las parejas se desojan con el tiempo, pero siempre queda otra hoja y otra por escribir...así que muchachos y muchachas no ahorren en tinta.
    Saludos,Marcos

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  8. Tambien puede suceder que porque me aprendí de memoria este juguete ya no me sirve y quiero otro... y allí me engancho con lo que planteas de Freud "reinventar la sorpresa"? No, muy utópico! no más de dos años. Ya estamos tan enchastrados de lo descartable!

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  9. Comparto lo de "no ahorrar en tinta", para el amor y para la escritura.
    También comparto con Luis en que cambiar de juguete a cada rato es no aprender a jugar con ninguno.
    Los niños/as frente a la dificultad, en medio del conflicto que impide la dominación dejan un juguete para tomar otro.
    La dificultad, el desafío, el conflicto, lo inesperable permiten que hagamos de nosotros seres vivos. Vivos y líquidos.
    Ojalá todos/as conozcamos el amor. Insisto, no es de todos/as ese conocimiento.
    buen texto Luis, instala problema.

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  10. En la infancia del amor, el ser amado es un juguete que al final aburre,la pareja un enigma, un valor en si mismo, un destino al que hay que llegar para encuadrarse en el deber ser.
    No me la creo,
    saluti,
    e.

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  11. Además, retomando, cambiar el juguete no es la solución, ya que pasaríalo mismo-en mayor o menosr medida y tiempo-con el "nuevo juguete".
    El problema no es el juguete, es el juego.

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