miércoles, 16 de septiembre de 2009

Lo efímero I


Aquí se la conoce como yerbera. Andrea lo niega y asegura que el nombre real de esta flor es gérbera. Eso será en los jardines de Bogotá, me burlo mientras sigo el vuelo errabundo de un pez en las alturas. Luego empieza una discusión que sólo termina cuando comprobamos que la fulgurante yerbera o gérbera se ha marchitado. El nombre importa menos ahora. La flor, el amor, la juventud, el entusiasmo, la turgencia de las carnes y las ideas –la vida misma- son lluvias pasajeras. Volvemos entonces a la vieja senda de vivir cada día como si fuera el último. Retomamos el consejo de aprovechar el instante y dejarnos afectar por lo que sea. Muchos se enojan ante el continuo desmoronamiento de las cosas. Les cuesta admitir que algo, justamente por ser efímero, vale mucho más. La vida eterna (una gérbera o yerbera siempre viva) sería intolerable.

L.

Gracias a la directora alemana Doris Dörrie por su película Cerezos en flor. Dice esto mismo pero con belleza.

9 comentarios:

  1. Lei tu escrito, Luis, y otra vez, gracias a dios, volvi a encontrarme con la idea de vivir cada dia como si a las once y cincuenta y nueve de la noche fuera a explotar. No se si es deliberado el tratamiento que le estas dando al presente. Lo he encontrado en varios post. Solo quería comunicarte esto. No vaya a ser que en segundos este mensaje se autodestruya y más tarde no haya respuesta.
    Te mando un abrazo.
    Carlos Torres, desde Cali, Colombia.

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  2. Excelente Luis! Esas cosas que son efímeras, ráfagas, hay veces son valorables porque, justamente, son eso. Coincido a medias con que el nombre de las cosas poco importa. Creo que cada signo lingüístico (Voloshinov) tiene una carga ideológica, pero en los ejemplos expuestos no incide demasiado. Les pido permiso a ambos para publicarlo en el blog www.gastandolasuela.blogspot.com . Gran abrazo.
    Adrián R.

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  3. Tenés el permiso de publiación, Adrián. Gracias por tus comentarios. Lo que decís de las palabras, sí, tenés razón. A veces me dejo llevar más por el impulso de decir que por el rigor de lo que estoy diciendo.
    L.

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  4. O sea, a coger que se acaba el mundo.
    Mika.

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  5. Efímero. e fi me ro. efi mero.
    Habrá de decir mil veces lo que la humanidad le haya cargado.(algo de lo que dice Adrián, mi nuevo seguidor aprovecho a decirle: BIENVENIDO)
    Comparto que para la globalización lo efímero tiene mala prensa, lo que se acaba, el fin no es tolerable. Tan intolerable como lo eterno para otros. Entonces, me gusta eso que decís y cómo lo decís. Vivir como si cada instante fuese el único creo que no tiene que ver con vivir lo efímero. Tal vez estemos más cerca de lo eterno cuando le damos a cada instante su único e irrepetible valor.
    Cuánta problematización que genera la muerte no?

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  6. Queda una opción alternativa: vivir cada día como si la eternidad realmente existiera, quiero decir, disfrutando al máximo, sin perder por ello la responsabilidad, pero evitando siempre la desesperación y la velocidad ciega y, de última, sin sentido.
    Juan Ignacio

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  7. En una sala de neonatología, un padre sabe que su hijita recién nacida vivirá 1 mes, quizás 2, a lo sumo 3. Disfruta cada instante con su beba como si fuera el último, porque es muy probable que así lo sea. Día tras día va a la sala de terapia intensiva, es el primero en entrar y el último en irse. Le habla, le canta, la acuna. Cada día le agradece a su hijita por el regalo. El regalo es ese instante compartido, ese minuto, esa hora extra. Le pregunto cómo se hace para vivir con la certeza del fin. “La vida de mi hija durará sólo unos meses, pero serán los mejores”, me dice. “Una mariposa vive un día y no por eso uno la aplasta”.

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  8. Gracias, Vanina. Dijiste lo que hacía falta.
    L.

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