No tienen dueño, casa, farol. No tienen sueño. Son reyes de la calle y muerden al divino corazón. Los perros van desnudos y huelen en silencio la cola de las perras. Las toman por atrás, se alejan y se olvidan. Quieren dormir pero no pueden. Quieren ser otros. Los perros van sin planes, sin plata, sin medir las graves consecuencias. Son el terror de las colinas y juegan con ramas encantadas. Y yo les digo basta. Y yo les digo corramos a beber directamente de la fuente. Y ellos ladran como perlas de un collar sin estrenar.
L.
No entiendo esto de los perros, Luis.
ResponderEliminarLucelly
Tampoco yo. Cuidé la forma (eso sí). Lacan dice que el significante crea al significado. Si Jacques tenía razón, supongo que alguna cosa, aún a pesar mío, se estará diciendo. Habrá que pensar.
ResponderEliminarL.
Siempre se esta diciendo algo, sobre todo cuando el significante no es lo importante del relato.
ResponderEliminarNo pienso igual. La forma arrastra al contenido. Hay algo de la música bien compuesta que dice algo aún a pesar del autor. Si me concentro en el significado y no en el significante (la imagen acústica)lo más probable es que el conjunto no funcione.
ResponderEliminarL.