domingo, 13 de septiembre de 2009

Escrito en el cuerpo II


Subí al balcón y rompí el mutismo de un cielo sin nubes. Tomé unos frascos de pintura y en la pared dibujé siluetas de tortugas solitarias. Una bandada de aves negras pasó volando frente a mí. Atrapé una instintivamente. En su vientre observé la inscripción péek óol. Me angustió pensar en los posibles significados que tendría. No soporté la duda. Con el ave palpitando en mis manos, salí a la calle buscando una respuesta. La encontré. Los mensajes descubiertos trazan heridas invisibles en el corazón.

A.

1 comentario:

  1. Buen texto, A. Es como si todo hablara y dejara huellas: desde una bandada de pájaros hasta una rara inscripción en idioma extranjero. Todo nos habla y todo, hasta el amor, nos hiere.
    Elena

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