miércoles, 23 de septiembre de 2009

Ernesto


Nuevamente siento bajo los talones el costillar de Rocinante. Vuelvo al camino con la adarga al brazo. Nada esencial ha cambiado. Muchos me llamarán aventurero y lo soy. Pero de otro tipo. De esos que se juegan la vida para demostrar su verdad. Ahora la fuerza de voluntad que he pulido con la delectación de un artista llevará adelante mis piernas fláccidas y mis pulmones cansados. Lo haré. Recuerden de vez en cuando a este pequeño condotiero del siglo XX. Un gran abrazo de un hijo pródigo, recalcitrante para ustedes.

Ernesto


Fragmento de la carta que Ernesto Che Guevara escribió a sus padres en octubre de 1965, antes de su viaje final a Bolivia. ¿Hace falta recordar que Rocinante era el caballo de Don Quijote?

2 comentarios:

  1. Esta carta resume perfectamente al hombre débil pero dispuesto con todo y contra todos a realizar su última proeza. La carta es triste pero significativa. Gracias por recordar al Che. Pronto, el 9 de octubre, se cumple un año más de su asesinato en La Higuera.
    Mika

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  2. Justamente no creo que haya sido débil, sino todo lo contrario: fue un hombre tan valorable que tuvo que morir para demostrar que el amor no tiene fronteras ni banderas. No podría ser de otra manera. Por eso es quien es hoy. "Los que luchan toda la vida son los imprescindibles" dijo Bertolt Brecht.
    Se puede recordar también que, antes de su partida a Bolivia, a su mujer le dejó un cassette en el que decía: “Esto es lo único e íntimamente mío, e íntimamente conocido de los dos que puedo dejarte ahora”. Y leyó el poema “Los heraldos negros” de César Vallejo.
    Cada vez que leo o escucho algo de este mortal lloro de emoción y, lo que es mejor, vuelvo a creer en un mundo más justo.
    Sin más, perdón por recurrir tanto a estos mecanismos polifónicos para expresarme.
    Muchas gracias por esta gentileza!

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