miércoles, 7 de septiembre de 2011
Sin regreso
Las cosas que más nos conmueven en la vida no son percibidas como tales en el momento que ocurren sino después. Hablo de cosas como ver el mar, conocer a alguien muy especial, leer un libro maravilloso o disfrutar de un momento casi perfecto. También la muerte. También el dolor o la tristeza. En el instante del hecho estamos demasiado ocupados por el hecho mismo. Después los acontecimientos fermentan en nosotros y crecen en silencio como plantas de invernadero. Pasados unos días, unos meses, unos años, aquellos episodios, o al menos uno o dos de ellos, estallan en nosotros para siempre. En ciertos casos quisiéramos volver a empezar. Pero no hay regreso. No lo hay de ninguna manera.
L.
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