Hay besos que llegan tarde. Cuando vienen ya es de noche. Cuando son dejan de ser y no los podemos disfrutar en plenitud. Las bocas se abren a medias y la humedad se da, sí, pero fuera de tiempo. El problema no está en la persona besada. Al contrario. Es ella con la que soñamos. Ella es la que viene como un hada bajo la secreta luz del bosque. Pero el milagro ocurre tarde como ciertas olas o canciones. Hay besos que son los esperados. Pero llegan tarde.
L.
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