martes, 24 de junio de 2014
La ilusión del verso puro
Está esa idea de "lo poético" visto como lo estúpido, la ensoñación de una noche de verano, tules al viento, bellas imágenes de gran aliento y ángeles divinos. El mal aliento, ya que estamos, tiene el acceso prohibido al poema. Y eso para no hablar de las manchas en la mesa o en las sábanas después del amor. La política, los pelitos, el deseo sexual, el ruido del océano a ciertas horas de la tarde, la caca de palomas, el pis de gato, de mujer o de hombre, la metáfora cargada de fluidos, el deseo de justicia, los hongos que a veces florecen entre los dedos del pie. Todo eso está vedado en la escritura porque no es poético, no es elevado, es, se diría, como la ropa que nadie jamás ha usado. La poesía de verdad no teme ensuciarse en el barro sagrado de la vida. Pero ni eso alcanza para crear música y belleza desde lo impuro. Tampoco deben faltar, como advierte Neruda, la luz cenicienta de la luna, el cisne en el anochecer, los viajes de Alicia y los te amo para siempre. Quien huye de lo impuro cae gravemente en un vacío sin rocío. Quien huye del mal gusto cae en el hielo.
L.
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