Mirando fijamente el sol un observador quedaría ciego. Demasiada luz. Demasiado fuego. Apenas es o sería posible mirar la sombra del cuerpo dibujada en el suelo por la luz que no podemos mirar de frente, no demasiado tiempo, no porque enceguece como la verdad. No parece aconsejable mirar lo que pasa en carne viva, el cuerpo desnudo y obsceno de la vida, porque nos quedaríamos sin saliva y sin olores que repartir o entender. Mirando fijamente el cielo uno caería en un abismo sin fondo y entonces quizás sea conveniente verlo todo de costado, como sin querer, sin intención, de pasada, mirar el sol sin mirarlo, y cerrar los ojos de pronto como para ver, bien adentro de nosotros mismos y muy por afuera del mundo, lo que realmente queríamos ver. Mirando fijamente el sol un observador quedaría totalmente ciego. Demasiada luz. Demasiado fuego.
L.
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