No siempre los poetas son poéticos. Pasa con los artistas en particular y con la llamada gente buena en general. Cuando se los conoce no siempre son lo que dicen ser. Los enamorados no siempre son amorosos. Muchos de ellos siguen los pasos de Narciso y se pasan la vida mirándose el ombligo. Cuidado con los buenos y sensibles. Suelen ser los más egoístas, los más crueles y muy escasamente solidarios. Eso sí. Lloran en el cine y en terapia. Se emocionan por vía de las redes sociales. Mandan grandes besos y abrazos y hasta se muestran dispuestos, por mail, a estar ahí cuando se los necesite. Los ilusos no tardan en comprender que los buenos no son tales. Que no estarán ahí. Que desde la promesa son un amor pero desde la vida son una divina estafa. Se recomienda, por eso mismo, conocer a la gente por sus actos y no por su discurso. Para empezar no está mal.
L.
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