viernes, 26 de septiembre de 2014

Antorchas


No sé por qué tuve la mala idea de evocar la larga marcha de antorchas. Eso fue hace mucho tiempo y no viene al caso traer la escena al maldito ruedo. Eran miles o millones de jóvenes en pie de guerra. Parecían dispuestos a incendiar el mundo, es decir, a salvarlo. Yo había ido con mi madre y a la vuelta, en un colectivo, vi a una de las manifestantes mirándome desde un asiento del medio. No importan los detalles ahora. No importaban entonces. La chica me gustó desde que la vi cargando un cartel enrollado. También ella me miraba y sonreía o hacía como que sonreía. Nunca entiendo esas cosas. Yo estaba con mi madre. La situación era enojosa. El mundo cambió para peor. La chica dejaba ver algo de su escote. No era mucho pero sí lo suficiente. Recuerdo aún esa marea de antorchas brillando en la noche, los botones de la blusa, la sombra ligera y el mundo a punto de incendiarse. Eso fue hace mucho tiempo y no viene al caso traer la escena al maldito ruedo. No ahora. No hoy.
L. 

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