jueves, 25 de septiembre de 2014
No tengo tiempo
No tengo tiempo. Eso dicen todos. No hay tiempo ya para perder. Argumentos no faltan. Trabajos, hijos, responsabilidades, viajes, problemas, etcétera. Algunos amigos me escriben sorprendidos de que aun tenga espacio, yo, para escribir tonterías en Suspendelviaje. Les digo siempre que estoy ocupadísimo. Que tengo más de quince trabajos diferentes. Que a veces no me quedan minutos ni para hacer pis o cocinar. Y sin embargo escribo como si en ese acto se me fuera la vida. Escribo aunque no sirva para nada. En tiempos gobernados por la utilidad no resulta fácil abocarse a lo inútil. Digo estas cosas sin esperanzas. No tengo tiempo, repite el coro como si se tratara de un mantra colectivo. Pero el tiempo es una construcción individual. No depende de otros sino de cada uno. Habrá tiempo si nos animamos a construir una burbuja de silencio en el desierto de los ruidos. No habrá si nos dejamos llevar por la locura generalizada. Será cuestión de elegir a qué o a quién le entregamos lo mejor de nosotros.
L.
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