Y si acaso no hiciera frío y brillara el sol en vez de lunas muertas, entonces sí, claro que sí, quién lo dudaría. Pero la ventana de siempre continúa cerrada y los pájaros que ayer anidaban en el patio desaparecieron rumbo a las islas perdidas. De no ser así, si acaso anidaran nuevamente como en los tiempos idos, entonces claro, entonces ni se duda. Pero hace frío aún y las playas no se abrieron de piernas como debieran, y desde el norte se oyen nuevamente tambores de guerra, y se oyen con una potencia que alcanza para destrozar los tímpanos, pedidos de auxilio, aviones que arrojan el viento de la desgracia sobre parejas que intentaban hacer el amor para celebrar la primavera. Y si acaso, pese a todo, lo hicieran.
L.
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