domingo, 28 de septiembre de 2014

Inventos

La efectividad de los grandes inventos es limitada. Alguien, creo que Umberto Eco, decía que el auto ya no es útil porque antes nos llevaba rápidamente de un lugar a otro y hoy, ante el crecimiento evidente e imparable del parque automotor, la ventaja desapareció. No hay calles, rutas o autopistas que alcancen. El destino de ciudades como Buenos Aires, sin ir más lejos, es el colapso total y completo. Las cárceles y hasta la pena de muerte no sirven para frenar el delito. Los aviones se caen, se convierten en drones o se pierden en un mar de misterios. La energía atómica, tan útil inicialmente, se convierte en bombas como las arrojadas por Estados Unidos sobre Hiroshima y Nagasaki (200 mil muertos ante el primer fogonazo). Los celulares, quién lo duda, fueron también un gran invento cuyas ventajas no requieren ser fundamentadas. Después, ahora, los teléfonos inteligentes se transformaron en una droga que interfiere gravemente en la vida familiar, sexual, natural y educativa. Ya no es posible dar clases de nada en ningún lado porque los alumnos están, como dice Movistar, conectados todo el tiempo. Tal vez sería mejor vivir en un mundo sin inventos. Un poco de viento, sol, besos y mar serían suficientes para asegurarle al mundo alegría para siempre.
L.

No hay comentarios:

Publicar un comentario