Lo otro incomoda. Lo distinto. Lo inesperado. Lo que no forma parte del grupo familiar. Eso molesta. Lo nuevo, lo viejo, lo raro. No sabe uno cómo plantarse ante semejante desatino. La pintura de labios, la música sin música, la poesía sin verso. Mejor alejarse, no responder, reírse en sordina o llorar de rabia. Lo otro molesta o duele. Desentona. No pertenece al círculo. Y eso perturba, agita las pendientes, subleva. La flor de alta montaña. La burbuja de silencio. El fuego en la nieve. Lo de siempre y siempre. ¿Para qué exponerse? ¿Con qué beneficio? ¿Acaso no vinimos al mundo para ser felices?
L.
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