miércoles, 28 de diciembre de 2011
Antes que sea tarde
Los que formamos parte de la generación del setenta pensábamos que algo llamado revolución traería como consecuencia una sociedad libre para todos. Las cosas no ocurrieron de ese modo pero ni la lucha de clases ni la historia terminaron. Como veo las cosas ahora el riesgo principal está en un capitalismo salvaje, incluida una porción notoria de la población mundial, que, en función de la satisfacción inmediata, eso que Freud llamó principio del placer, están aniquilando el planeta, su naturaleza divina, la vida en general. Sobre esto último hay pruebas de sobra. Aclaro por si acaso que no pertenezco a Greenpeace y no trabajo para salvar a las ballenas o a los osos panda. Tampoco soy fundamentalista de la ecología. Pero invito a los que tengan dudas acerca de estas consideraciones a nutrirse de algunos datos básicos y terminarán concluyendo lo mismo que yo. Por alguna razón que no alcanzo a entender el mundo ha resuelto suicidarse en un plazo no muy largo. Obviamente los primeros en caer serán los pobres y marginados en general. Como se sabe el 80 por ciento de la riqueza mundial está en manos de menos del diez por ciento de la gente. En resumen. Unos pocos son dueños de casi todo. Pero esos pocos no podrán disfrutar ni siquiera de sus barrios cerrados detrás de murallones o alambres de púa. Sospecho que posteos como éste no encantarán a quienes esperan lindos y esperanzadores mensajes de año nuevo. Pero los blogueros podemos escribir sin censura y, responsablemente, estoy usando esa libertad. Pensemos al menos en el asunto. Quizás aún no sea tarde para revertir con acción y participación la inequidad social y la extinción de este hermoso y pequeño planeta. Es también mi deseo para 2012.
L.
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