martes, 27 de diciembre de 2011

Siberia


En los bosques de pinos de Siberia voy a salvarme para siempre. Lo sé. En medio de los hongos y las flores. Aún soportando el duro invierno y el granizo. Me lo dijo una bruja esta mañana. Tiró las cartas sobre la mesa y apareció Siberia, más precisamente, la ciudad de Novosibirsk. Hablé con la cartomante y pedí precisiones. Pero de pronto quedó muda, me cobró el servicio y ordenó que me fuera del lugar. Siberia es el amor, la vida salvaje, los gritos agudos de pájaros y renos. Las mujeres más secretas y hermosas esperan en Siberia. Aguardan atentas para derretir la nieve y mi entrepierna. Los mares helados encubren ciudades mágicas y eternas. La liberación de los sentidos y los cuerpos sólo se realiza en Siberia. La casas de madera con sauna y sándalo. El penetrante sonido del cuarzo en cada cuarto y, sobre todo, el viento de Siberia que no deja de aullar ni siquiera el día del fin del mundo. Siberia salva del dolor, la soledad y la tristeza. Los pinos gigantes se hunden en el cielo y en el suelo, la noche estrellada y fría no termina jamás. ¿Para qué seguir esperando? ¿Puede concebirse un paraíso más perfecto y luminoso que Siberia?
L.

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